“Hay que crear conciencia respecto a las graves violaciones a derechos humanos en Nicaragua”

En los últimos años, el régimen de Daniel Ortega ha continuado su escalada autoritaria, completando su traición a los ideales de la revolución sandinista. Durante el campamento de jóvenes de la Cuarta Internacional, los Jóvenes anticapitalistas (Jeunes anticapitalistes - JAC, Bélgica) han realizado una entrevista con Katherine Ramírez, Nicaragüense exiliada en Costa Rica e integrante de la Articulación de Movimientos Sociales. Entrevista realizada por David Lhotellier.

JAC: En los años 70, Nicaragua fue el marco de la revolución sandinista, que fue una fuente de inspiración para todxs lxs revolucionarixs del mundo. Más de 40 años después, ¿cómo describirías este período?

KR: En aquella época, la revolución popular sandinista significaba el fin de la dictadura, y una posibilidad de cambios profundos en el país. Sin embargo, nadie sabía que el nuevo dictador estaba entre sus filas: Daniel Ortega.

La revolución trajó consigo ideas políticas que han sobrevivido, incluso después de 40 años. Pudo aglutinar a la población alrededor de un sueño: salir de la dictadura de Somoza, y vivir en libertad. Pero a pesar de las ideas políticas de cambios revolucionarios, se perpetraron malas prácticas políticas dentro de las filas del Frente Sandinista: hoy más que nunca, está claro que muchos militantes del FSLN fueron parte del movimiento popular por intereses personales, como aspiraciones de poder y su bienestar económico. La oportunidad de un cambio radical se convirtió en una dictadura aún más fuerte que la de Somoza, y por supuesto, esto representa para la sociedad nicaragüense el robo de uno de los momentos de la historia más importantes para el país.

JAC: ¿Así que no dudas en calificar este régimen de dictadura?

KR: No, en absoluto. Desde su primera llegada al poder, Ortega desarrolló su dominio mediante reformas hechas a su medida. En 2006, regresó al poder gracias a un pacto con los liberales, y desde ese momento, avanzó en la co-optación de las instituciones del Estado. Por medio de avances paulatinos, tomó el control de todos los poderes del Estado y de empresas que forman parte de la nueva clase económica que el régimen de Ortega se encargó de construir en los últimos años.

Después del Estallido social de abril 2018, el régimen de Ortega asesinó a más de 300 personas, según las investigaciones realizadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Este puede considerarse el momento en que el régimen asumió su naturaleza: a lo largo de los últimos 5 años, ha desplegado el aparataje represivo en contra de personas opositoras, organizaciones políticas disidentes, defensores de derechos humanos... Parte de los mecanismos represivos han sido las detenciones arbitrarias y las torturas. Asimismo, las posibilidades de unas elecciones libres y democráticas son prácticamente nulas, en especial después de las elecciones presidenciales del 2021 y las elecciones municipales del 2022.

JAC: Tú misma tuviste que salir del país, como muchxs Nicaraguenses. ¿Que ocurre, hoy, a alguién que intenta huir de las violencias del régimen de Ortega?

KR: El exilio político y la persecución han provocado la ruptura de muchos vínculos interpersonales, y el desmantelamiento del tejido social. Huir de la represión estatal en Nicaragua representa incertidumbre: las personas que salen del país abandonan su tierra, su familia, su trabajo, enfrentándose a una enorme cantidad de retos en el país de destino, en dónde no saben si tendrán casa, trabajo, posibilidad de estudiar… o más generalmente, posibilidad de reconstruir una vida, la vida que no fue posible continuar en Nicaragua.

JAC: La política de Ortega, también es el enorme proyecto de canal en Nicaragua. ¿Que puedes decir de ello?

KR: Ya han pasado 10 años desde la aprobación de la ley que permite la construcción del canal interoceánico. Esta faceta de la política del régimen representó un alto nivel de violencia en contra de las personas campesinas, y de diferentes comunidades. Surgió un movimiento campesino anti-canal importante, que hizo frente a las arbitrariedades del régimen: fueron víctimas de persecución, mucho antes de 2018.

Asimismo, la propuesta de la construcción del canal interoceánico dejó al descubierto la falta de institucionalidad y la centralización de poder del gobierno Ortega, que pasó por encima de la voluntad popular, rotundamente opuesta a dicha propuesta. Pero hasta el momento, el proyecto quedó solamente en papel, y no se llegó a ejecutar.1

JAC: Quién resiste, ahora, contra este régimen, en Nicaragua?

KR: Las organizaciones de sociedad civil, a pesar de operar desde el exilio, cuentan con una base social que se encuentra dentro de Nicaragua. De la misma manera, la población en general, incluso las personas no organizadas, que no participan de espacios políticos, también resiste dentro de Nicaragua. Producto de la violencia estatal, las formas de resistencia han mutado a formas más silenciosas, centradas en la denuncia de las arbitrariedades de la dictadura. En particular, se ha creado una especie de periodismo ciudadano: la gente comparte información con medios de comunicación independientes, que funcionan desde fuera del país, para que estos puedan realizar su labor.

JAC: Y fuera? ¿Que puede hacer la solidaridad internacional?

KR: Desde cualquier parte del mundo, se puede realizar acciones de incidencia internacional. Se puede denunciar el régimen ante organismos internacionales y organizaciones de derechos humanos, se puede impulsar campañas: hay que crear conciencia respecto a las graves violaciones a derechos humanos en Nicaragua.

13/09/2023

Entrevista realizada y publicada por Gauche anticapitaliste.

  • 1Las obras comenzaron en 2014, pero el multimillonario chino Wang Jing, propietario de la empresa que las dirigía, quebró al año siguiente. Hasta ahora, no se ha presentado ninguna empresa para hacerse cargo.

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